Inauguración: Martes 4 de Septiembre a las 20:00h.
"El arte es sobre todo un estado del alma" Marc Chagall.
Una obra de arte no puede ser entendida sólo como una amalgama de recursos
plásticos que persiguen un resultado estético o conceptual, más o menos
acertado. Una obra de arte se constituye como un aparato vital que refleja ante
nosotros, con mayor o menor nitidez, el "alma" del artista.
Abandonando el sentido místico de la palabra, el alma se convierte en el influjo
sensitivo e intelectual que constituye el hacer del artista, cambiando a lo largo de
los años, como no podría ser de otra manera. Al contemplar detenidamente la
obra de Pilar Belmonte podemos intuir parte de esos reflejos vitales en cada
una de sus piezas.
En esta muestra nos encontramos con una selección de pinturas al óleo, a la
cera, collages, serigrafías y una colección de vidrieras. Obras de exquisita
delicadeza, evidencia de que nos encontramos ante una artista polifacética de
irrefrenable curiosidad. Cualidad que le ha llevado, a lo largo de su dilatada
carrera, a experimentar con multitud de técnicas y estilos hasta consolidarse con
un lenguaje que le es propio.
En Andando hacia el horizonte, Belmonte, sintetiza todo lo aprehendido en
sus continuas investigaciones, convirtiendo sus obras en espejos donde
descubrimos la importancia crucial que elementos como el color y la luz tienen
en su trabajo. Luz y color, se convierten en el eje axial de la exposición,
evidenciando su capacidad de transformar la realidad, ya sea la física,
desmaterializando la arquitectura mediante las vidrieras; o la ficticia, generando
espacios bidimensionales ingrávidos.
Así, nuestra mirada se pierde en horizontes donde impera una la luz difusa, un
cromatismo armónico y una pincelada larga y fluida, un tanto vaporosa.
Sucumbimos ante la inmensidad, su soledad y silencio, características que
Burke asoció acertadamente a lo sublime y que Pilar Belmonte logra despertar
en nosotros de manera magistral.
Izaskun Monfort
Comisaria y crítica independiente
Soy pintora desde... siempre y absoluta entusiasta de la luz y del color.
Mis viajes desde la Mancha hasta la costa durante mi niñez y adolescencia, por motivos familiares, marcaron una clara influencia en mi pintura. Los cambios cromáticos de la naturaleza en cada estación del año, no han dejado desde entonces de sorprenderme y enamorarme.
Mis primeras obras fueron figurativas, con temas tradicionales, como el paisaje, la figura humana o los objetos; trabajaba fundamentalmente con óleo sobre lienzo. Durante los años de mi formación académica en la Escuela de Bellas Artes (los años 70) intenté investigar, paralelamente, dentro de un surrealismo –romántico que me llevó a buscar otras técnicas y medios de expresión como las ceras sobre papel o los acrílicos.
En 1979 comencé a hacer collages con formas abstractas. La manera de trabajar con las pinturas acrílicas fue poco a poco simplificándose e igual que con el collage, las formas se abstraían.
Mi estancia de dos años en Nueva York marcó definitivamente mi trayectoria profesional; allí seguí incorporando otras técnicas y variantes a mi investigación pictórica, como la serigrafía o las técnicas mixtas.
Las obras de los años 80 son la razón y el preámbulo de mi incorporación a las vidrieras, que unido a las instalaciones y transformaciones de espacios que realicé en esa época, han hecho que en los años 90 mi trabajo se centrara en la relación de la luz y del color con la arquitectura.
Desde el año 1994 hasta el 2011, mi trabajo profesional ha estado dedicado a los proyectos de vidrieras contemporáneas. Por ello, he viajado por Europa para ver y obtener información sobre el tema, intentando transmitir mi experiencia y emoción tanto a arquitectos como a todos los que me rodean, incluidos mis alumnos. En 2003 fui comisaria de una exposición internacional de vidrieras en el Monasterio de Santa María de la Valldigna de la Comunidad Valenciana.
He realizado un total de 94 exposiciones de pintura a lo largo de mi vida profesional (desde 1971 hasta 2015), por lo que en la exposición antológica de 2014 se pudo seleccionar obra mía que tenía ya más de 50 años de antigüedad.
Pilar Belmonte