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La forma en la que nos relacionamos ha cambiado de manera radical en el último año. La distancia interpersonal, ahora se mide en metros, las reuniones sociales, en aforos reducidos e, incluso, hemos tenido que acostumbrarnos a las nuevas fórmulas de contacto, siempre en favor de la salud de todos los que nos rodean y la propia. De esta manera, esta exposición plantea la posibilidad de llenar esa nueva distancia impuesta -2,5metros- con el sugerente trabajo de doce artistas: Ángel Montero, Belén Eizaguirre A, Carolina Veramendi B, Celia Gallego, Charo Reina, Daniel Jaen, Daniella Broseghini, Eva González Morán, HéctoRomero, J.A. Amate, Menchu Uroz y Oly Díaz Torres. Entendiendo que el arte es un vehículo efectivo de contacto y transmisión de nuestra subjetividad.
Comisaria Izaskun Monfort
La necesidad de captar lo que le cautiva ha sido el principal motor del trabajo de Ángel Montero, tratando de transmitir, en la medida de lo posible, lo inaprehensible. Un proceso creativo que se manifiesta principalmente mediante la escultura, caracterizado por un lenguaje minimalista que ahonda a través del arte en el conocimiento metafísico de la realidad. Un proyecto concienzudo que persigue la materialización de un cosmos abstracto, abarcando conceptos tan potentes como el ser, la trascendencia, el azar, y las fuerzas motoras originarias.
Conjuga su trabajo como Profesor de Artes Plásticas, Diseño, Creación Audiovisual y Fundamentos del Arte en el Bachillerato Artístico del I.E.S. José de Mora en Granada, con la producción artística multidisciplinar, abarcando las artes plásticas, la ilustración, el diseño audiovisual y la performance. Ha participado en gran variedad de exposiciones colectivas e individuales en España y cuenta con obra pública diseñada para el Ayuntamiento de Baza, Granada.
Licenciada en Bellas Artes, tras obtener la especialidad en grabado, comienza a explorar diferentes ámbitos artísticos, centrando su actividad profesional en la pintura. De larga trayectoria, Eizaguirre A., tiene como tema principal de su obra el mar, siendo este fuente de inspiración para un trabajo intenso lleno de espacios de exploración y encuentro con el interior de su expresión artística.
Mientras que en una primera etapa su obra tiene predominantemente un carácter fundamentalmente pictórico, siendo protagonistas y motor el color y la forma como medio transformador, nos presenta en esta nueva etapa un viaje que evoca, trasciende y muestra aquellos espacios añorados donde el paso el tiempo, el encuentro, el sueño y las ilusiones, se convierten en el tema principal de la obra.
El color, el matiz, la luz nos llevan a instantes de evasión que nos presenta al ser humano y su forma de relacionarse. Un espacio único y efímero lleno de emoción. El mar es, sin duda, un medio de conexión inmediata con el espectador, a través del cual se transfiere su mundo interior.
De esta manera presenta su nueva pieza La espera. Una playa abarrotada a la orilla del mar, donde el horizonte se pierde entre flotadores y kit de playa, a la espera de retomar la vida. Un reflejo del momento que vivimos. Un anhelo de aquello que esta situación nos ha robado. Como deseo, recuperar nuestra libertad, las ilusiones, y las ganas de vivir. Obra que nació durante los largos meses de cuarentena.
La realidad y los recuerdos son el punto de partida de mi trabajo, desde los bocetos hasta la obra final. Ni el tema ni el trazo son lo importante. El uso del color, las gamas cromáticas, los complementarios, los grises…, es un reto interesante pero lo más divertido es el color en las formas y las formas que surgen de éste.
Carolina Veramendi B. (Madrid 1975). Es licenciada en Bellas Artes por la UCM y Joyera por el Gremio de Joyeros y Plateros de la CAM. Ha sido seleccionada en numerosos certámenes de pintura. Entre los premios que ha ganado, destaca la Medalla de Honor del XX Premio de Pintura BMW.
Dos ejes fundamentales son los que definen mi obra: los retratos y las miradas. El conocer la anatomía de un cuerpo, ¿qué líneas conforman un pecho? ¿cuántas curvas necesito dar para realizar un desnudo femenino? Estudios de cuerpos desnudos, comprender cómo funciona la piel, las expresiones y, sobre todo, qué tienen estos retratos en su interior. Un rostro puede resultarnos impasible hasta que uno centra el ojo en la mirada. Aquí nace el segundo eje, las miradas muestran el mundo interior de una persona. Suelo recurrir a los ojos claros, transparentes, azules, ojos que muestran el mundo interior de cada personaje que nace en mis lienzos.
En ocasiones no requiero del retrato para mostrar un mundo interior, sino ir a lo más puro, el propio color del ojo. Lienzos redondos donde únicamente podemos ver el iris y la pupila, miles de colores se funden hacia el negro centro. Ojos claros que se ven invadidos por un color oscuro, ojos oscuros que de pronto ven un poco de luz entre sus vetas. Diferentes vidas que se ven desde lo más carnal y lo más obvio, el propio ojo.
El óleo me da las herramientas que necesito para dar vida a cada retrato, el óleo puede ser opaco, puede ser duro, pero a la vez transparente, puede hablar sólo con un trazo, puede ser duro o puede ser tierno. Son dos lenguajes los que se unen en mi obra, el trazo y el personaje.
Como artista y espectadora a la vez, necesito conocer qué hay dentro del lienzo, de las mentes de las personas que aparecen, cuál es su estado mental. Conocer qué monstruos nacen en su interior.
Celia Gallego (Valladolid, 1997) Artista multifacética lleva quince años realizando diferentes exposiciones en su ciudad natal. Sus últimas series se han exhibido en diferentes espacios culturales alternativos y galerías de Madrid.
Charo Reina nos presenta una obra sugestiva que despierta nuestra curiosidad desde un primer momento. El paisaje se convierte en protagonista indiscutible, tanto en su vertiente natural como urbana, estableciéndose como el elemento axial de su producción artística. Así, nos sorprende con una serie que oscila entre la figuración y una aparente abstracción, entre nuestra artificialidad humana y la belleza que acompaña lo salvaje. Un blanco atemporal se apodera de los fondos, donde flotan esquemas arquitectónicos reducidos, figuras ensimismadas dentro de escenas desiertas que nos invitan a indagar en nuestro interior, en lo que somos y hacia dónde vamos, todo conecta con la súbita exuberancia natural. Sensaciones que pueden hacernos rememorar esos momentos de espera e incertidumbre que hemos vivido en los últimos meses.
Viajera y pintora, ha expuesto en el Museo de Arte Moderno y Museo de las Casas Reales en República Dominicana; en Arezzo, Italia; en Stable Gallery "Palacio Bambrilla" en Viena; Museo Paquiro, Cádiz; La Casa de Las columnas Sevilla; en Vitoria; y en la Galería Montsequi de Madrid; entre otras ciudades. Con tres publicaciones y cinco premios en su haber.
Daniel Jaen es un pintor e investigador contemporáneo del cuerpo humano. A través de sus retratos, el artista pone en discusión su propia sexualidad y cuestiona la imagen del hombre en la sociedad actual. Sus pinceladas dinámicas y fragmentadas invocan la fragilidad masculina y permiten que estas figuras se manifiesten en sus formas más sensibles. El artista pretende ir más allá del cuerpo físico. Las diversas capas de pintura, los bocetos a menudo visibles y las partes inacabadas, crean las connotaciones más diversas y permiten que el espectador alcance otras extensiones psicológicas y emocionales de los hombres. Daniel tiene una fuerte relación con las redes sociales que se manifiesta directamente en su obra. Su técnica tiene una fuerte influencia de varios otros artistas contemporáneos con los que se conecta en plataformas digitales.
Daniel Jaen es un pintor contemporáneo brasileño-español, afincado en Madrid. Nacido en São Paulo, Brasil, se graduó en artes escénicas en 2009. Desde 2012 dejó los escenarios y se ha dedicado al completo al arte plástico, analizando y descubriendo nuevas formas de masculinidad.
Es una artista brasileño-italiana nacida en la ciudad de Niterói, Río de Janeiro. Actualmente trabaja en una serie llamada fragmentos y escombros, piezas que hacen referencia a una investigación sobre la metáfora de ruina, entendiendo nuestra vida como eso y reflejando las marcas positivas y negativas que ésta nos deja con el paso del tiempo.
Su actividad creativa se centra en sus sentimientos. Los escombros, las ruinas que molestan e incomodan; desordenan y desestabilizan todo en la vida. Broseghini, rescata toda esa memoria, y durante su proceso creativo, estos recuerdos salen a la luz, convirtiendo su trabajo en una terapia. Es un proceso de curar las heridas, poniendo cada trozo, uniendo lo que está en constante transformación. Esto implican muchas cosas, el momento presente, sus recuerdos de infancia, momentos que quiere olvidar para siempre y otros que quiere inmortalizar; hasta un sencillo objeto puede recordarle a alguien o algún lugar.
Para la artista los fragmentos son reales, se almacenan en el alma y son difíciles de olvidar. Mirando más ampliamente, el mundo entero tiene miedo, ya sea por los conflictos, las guerras, la violencia social, la violencia machista o de género y, ahora, la pandemia, que llama a nuestra puerta. A lo largo de su vida Daniella cree que estamos teniendo rupturas en el alma, a las que ella llama escombros. Son en estas piezas en las que se almacenan, bien escondidas, esperando a que salgan algún día, es como escuchar el silencio que lleva dentro.
Sus obras son de acrílico sobre madera, una técnica mixta en la que interviene con marcadores, collage y cristal, en la última capa. Los colores vivos forman parte de su paleta, influencia de su país de origen. Son capas sobre capas, un trabajo incesante que al terminar logra un efecto sorprendente.
Somos. Nuestra existencia transcurre encerrada en un cuerpo y expresada en un rostro. Miramos como sentimos, de forma involuntaria, sin filtros. Las emociones se nos escapan por los ojos, por el gesto, por la postura. Atrapar todo eso me hace vibrar.
Siempre he buscado el retrato en todas sus manifestaciones. Busco sentimientos y emociones sin descanso.
Flora. No hay nada más bello que lo que está sobre la faz de la Tierra sin la intervención del hombre. La Naturaleza es imbatible en belleza. La Flora un milagro perfecto: su simetría, su delicadeza, sus colores, sus formas. Pero nuestro afán de creación, de acercarnos a ese poder de hacer que algo exista, esa arrogancia, no hacen sino demostrarnos nuestra gran mediocridad. Sin maquillaje. Sin ropa. Somos parte del mismo todo y nada es mejor que nuestra propia esencia.
Eva González Morán, nació en Zaragoza y se licenció en CC Empresariales en Zaragoza con postgrado en Comercio Exterior por la Sheffield Hallam University. Se dedicó al marketing y al desarrollo de producto durante veinte años, hasta que dio un giro en su carrera profesional dedicándose al dibujo, la pintura, el grabado y la ilustración. Ha expuesto de forma individual y colectiva en diferentes salones y galerías a lo largo del territorio español, obteniendo gran cantidad de premios y reconocimientos.
Una pintura que no podría clasificarla en un estilo en concreto, más bien es una mezcla de surrealismo, minimalismo arquitectónico, y expresionismo metafísico…, paisajes desoladores donde el nexo común está en la combinación de grandes bloques o volúmenes contundentes, creando espacios inquietantes.
Obras con un toque de misterio e ilusión óptica, al crear perspectivas forzadas con personajes en diferentes planos para poder observar la escena desde dos puntos de vista distintos.
Casi siempre hay dos figuras humanas para dar la proporción a la composición. A veces, se trata de la misma persona, representada al mismo tiempo en el mismo lugar, pero en distinto ángulo de visión.
HéctoRomero llevó a cabo sus estudios superiores de Diseño de Interiores en EADM (Madrid). Combina su fructífera carrera de diseño de interiores con su labor artística la cual le ha llevado a exponer en diferentes centros y salas culturales españolas.
A lo largo de su trayectoria, J. A. Amate se ha mantenido fiel a una serie de conceptos, que progresivamente ha desgranado con rigor plástico y una continua reflexión. El resultado de este análisis ha ido matizando su peculiar lenguaje escultórico superando modas y normas, evitando en todo momento caer en las redes de la banalidad.
No concibe la obra sin su materia y su espacio, que para él no es sinónimo de vacío, sus espacios quedan delimitados por líneas, superficies, volúmenes o acabados que forman parte de la propia escultura.
La mujer y la naturaleza, la realidad y los sueños, el espacio y el dibujo, la pintura y la madera... Son características de mi obra que he ido desarrollando durante años.
En mis inicios tenía mil ideas y tocaba diversas temáticas, pero buscaba algo que me definiese, una coherencia con mi trabajo y conmigo. Las tendencias y mi formación académica me despistaban en la búsqueda hasta que, tras mucho lienzo tapado y fallido, llegué a mi propia realidad o visión de las cosas.
A pesar de haber encontrado un propio lenguaje con el que expresarme, seguiré buscando nuevos diálogos.
Esta serie se titula OTRA MIRADA. En esta propuesta doy mi propia visión de “el arte dentro del arte”. Los personajes se encuentran en un espacio cerrado arquitectónico que representa la sala de un museo. Tres musas con los ojos cerrados contemplan las obras de grandes maestros. Los personajes están tranquilos y en silencio, mirando cada uno desde su particular mirada.
Las reproducciones de estas obras conocidas son un guiño a los artistas representados, aunque lo que me interesa es el conjunto de mi obra y su composición, creando una atmósfera global entre la realidad y la imaginación. En el cuadro de las Meninas, Velázquez ha hecho un viaje en el tiempo y ha salido del cuadro para ver su obra en perspectiva.
En esta serie, el soporte es madera, aprovechando las betas y sus dibujos naturales en la parte inferior, contrastando con la superior en la que interactúan personajes del presente y del pasado. La técnica es mixta, combinando pintura, dibujo y collage. Presento esta obra en formatos grandes, medianos y pequeños.
Menchu Uroz es Licenciada en Bellas Artes por la Facultad Sant Jordi de Barcelona y ha participado en un curso impartido por Antonio López, Cátedra Francisco de Goya (Ávila). Ha realizado exposiciones individuales en galerías y ferias de arte a lo largo del territorio español y en países como Suecia, Francia, Portugal, entre otros.
Artista venezolana afincada en España, Oly Díaz Torres, basa su trabajo en la abstracción pictórica. Jugando en ocasiones con el collage de su propio lienzo pintado y recortado.
Una explosión de color y fuerza que atrae al espectador a un viaje interior. Bajo una apariencia abstracta, la obra de Oly Díaz esconde una serie de símbolos e iconos que nos hablan de la identidad y la sociedad. Manchas multicolores que se transforman en banderas y mapas, representando los múltiples desafíos a los que nuestra sociedad se enfrenta hoy en día. Cambios de rumbo, de políticas, de economía..., representados a través de pinceladas de globalización. Una nueva realidad llena de color, donde algunos tonos y pensamientos se abrazan mientras otros chocan y se repelen.
Pero la obra de Oly Díaz también viaja de lo global a lo personal. Esta sociedad se compone de individuos y de cada uno de ellos fluyen ideas, recuerdos, olores y colores. Sus pinturas indagan en lo que nos hace únicos e iguales, individuales y colectivos. Formas y colores compuestos de sentimientos, deseos y pensamientos. Un complejo entramado colorista que se construye capa a capa, instante a instante.
Donde todo lo anterior suma y da forma al resultado final. Reflejo artístico de lo vivido momento a momento, acercándonos a la forma en la que articula la memoria. De este modo, sus obras conllevan una pincelada sobre otra anterior o fragmentos de obras antiguas que dan forma a nuevas, ambos procedimientos nos acercan a la unión del pasado con el presente. Piezas que recomponen, repintan y crean un nuevo instante, un nuevo pensamiento.
Oly Díaz Torres estudió en el Instituto Armando Reveron de Estudios Avanzados de Artes Plásticas en Caracas, Venezuela. También estudio en Inglaterra, en el Chelsea College of Art & Design y en el Central Saint Martins College of Art, donde obtuvo una Maestría en Bellas Artes en medios combinados. Sus obras se han mostrado en numerosas galerías, museos e instituciones culturales en Venezuela, Inglaterra, Estados Unidos y Suiza.