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Cuando hablamos de color, no podemos quedarnos con la básica descripción que nos arroja el diccionario de conceptos físicos y tampoco debemos percibirlo sólo como un elemento plástico más en la construcción de cualquier obra artística. El color va más allá, ya que sobrevuela todos los ámbitos esenciales de nuestra vida. Nuestra relación con él es prehistórica y fundamental: nos ha advertido del peligro, nos ha acercado a fuentes de alimento, calor y agua, nos ha permitido distinguir entre lo putrefacto y lo sano; en pocas palabras, nuestra relación con el mundo se construye a través de él.
Hablar de color es adentrarnos en una larga relación en la que como seres humanos hemos ido aprehendiendo sus múltiples configuraciones y, a su vez, lo hemos cargado con infinidad de significados: es lírico, ideológico, sensible, abstracto, etc. El color es un puente entre nuestro mundo interior y la realidad que nos rodea. Pensamos, sentimos, olemos, degustamos en color. El color construye nuestras comunidades y nos permite diferenciarnos.
Todas estas ideas se esclarecen al entrar en contacto con la obra de dos artistas para los que el color es una seña de identidad: Enrique Andrada y Roberto Reula. Ambos, comparten sala en una muestra que combina dos disciplinas y lenguajes artísticos completamente diferentes, pero que in situ se complementan a la perfección ante nuestros ojos.
“Color Tramontana”, de Enrique Andrada, está conformda por una serie de piezas que nacen de la intuición, como un respiro enérgico, como un viento que recorre la sala y la llena de color. Fluido, caótico y complejo, en el primer encuentro, tras unos minutos de contemplación está sensación se refrena. La fuerza y la pasión se ven contenidas por delicadas capas de acrílico, lo que denota una concienzuda construcción y un ánimo que desea ir al encuentro del equilibrio y la calma, a través de la selección y el juego armónico de tonos.
Obras cuyo origen se encuentra en la relación del artista con su entorno, sus experiencias y sus sensaciones. Paisajes vaporosos acompañados de metafóricos y abiertos títulos que excitan nuestros ojos, invitándonos a buscar su origen, su porqué. Delicadas luces y sombras que crean espacios llenos de profundidad y dinamismo, concibiendo nuevas realidades abstractas cargadas de un hermoso ritmo lírico muy personal.
Asimismo, el color se derrama, se esparce y vibra sobre las atractivas esculturas de Roberto Reula. Si bien esta utilización del color es firma del artista, en este caso nos encontramos con un nuevo proyecto totalmente diferente a sus trabajos anteriores. Comparece ante nosotros un elenco de personajes icónicos de nuestra cultura popular, reconocibles pero distintos, ya que al entrar en detalle, nos encontramos con que varios de los elementos que los distinguen han sido alterados. Sus poses, sus ropas e, incluso, sus géneros ya no son los que recordamos.
En un juego irreverente, el artista presenta estos “Elementos naturales”, clave irónica que delata su deseo reflejar el dinamismo de una sociedad en la que las fronteras se abren y el imaginario clásico se desvirtúa generando una amalgama de posibilidades. ¿Cómo nos vemos?, ¿quiénes somos?, ¿cómo nos construimos? y, sobre todo, ¿cómo nos relacionamos? En un mundo en el que el monólogo solitario gana terreno y adeptos en el espacio virtual, los personajes de Reula nos recuerdan que existe un lugar habitado, en el que cada gesto dinámico encuentra su respuesta en el otro. Un diálogo abierto y armonioso, entre ellos; entre ellos y nosotros; entre nosotros mismos al vernos reflejados, sin duda, en cada uno de ellos. “Elementos naturales”, título ambivalente para una muestra que logra conectar con los anhelos y las dudas más esenciales de nuestro ser mediante un uso inteligente y exquisito de la técnica artística y el poder de la ficción.
Izaskun Monfort
Comisaria y crítica de arte independiente
Roberto Reula “Elementos Naturales”
Mira mi Obra:
¿Te gusta? Ese es mi currículo.
¿No te gusta? Unas líneas con los nombres de galerías y algunos premios, no debería aportarte nada. Y a mi no me interesa una persona que mide mi valor por la cantidad de líneas.
Mi trabajo es el fruto de años de experimentación; de aciertos y bastantes fracasos. He expuesto en muchas galerías, salas, bares, etc. También tengo obra pública en parques y rotondas, algunos premios y menciones. Con los años me he dado cuenta de que todo esto apenas tiene valor real. Lo que verdaderamente importa, es que la obra a la que te enfrentas como espectador, te cuente algo; te llame o la necesites.
TODO lo demás es humo.
No midas el valor de un creativo por su currículo. He conocido artistas con hojas llenas de líneas, con una obra vacía y plana. Y a noveles con su hoja en blanco, que me han hecho llorar. Eso es lo que cuenta.
Atrévete a confiar en tu propio criterio, de verdad, escucha a tus tripas. Si te gusta, es bueno para ti. Si no te llega, por muchas líneas que tenga ese artista, no te hagas con su obra. Con el tiempo te arrepentirás y la obra acabará en un rincón. Si te gusta, hazte con ella. Sin más, sin explicaciones ni la necesidad de justificarte ante nadie.
Estas son las líneas de mi currículo. Sin nombres ni premios.
A mis 53, es lo que hay. (Esta es la única línea que actualizare el año que viene)
Desde pequeño ya recuerdo jugar con la plastilina, con la que me hacía mis juguetes y todo lo necesario para crear mis mundos particulares.
Fui un mal estudiante hasta que entré en la Escuela de Artes Aplicadas, donde aprendí todo aquello que realmente necesitaba saber.
A lo largo de estos años he trabajado en un montón de cosas variopintas, lo que me ha dado una destreza manual inusual, una fina disposición a ver más allá y una capacidad de mixturar materiales sin miedo.
Hoy, sigo jugando con aquella plastilina con la que me hacía, y sigo haciendo, mis juguetes. Solo que ahora, los comparto con otros “niños” y me gano la vida con dignidad y la misma ilusión de entonces.
Sobre la obra:
La grandeza de lo pequeño.
Siempre me ha llamado la atención la capacidad para condensar todas las calidades humanas en pequeñas esculturas de hombres corrientes, con sus defectos y virtudes. Personajes aislados a pesar de las multitudes, que conectan con el mundo a través de su inacción, en escenas con cierta ironía y retranca. Esculturas de gente que aparentemente no hace nada, solo mira y piensa, que no es poco.
Roberto Reula
Enrique Andrada “Color Tramontana”
He tenido la suerte de recibir influencias de diferentes culturas...filipina, española, norte
americana, venezolana, norte europea...y alguna más, que se notan en los colores que utilizo
y en los temas. Y si lo anterior lo mezclamos con un ambiente en casa creativo en el que
diferentes familiares (abuelos, tíos, padres, etc.) se dedicaban a la pintura o similar, no es de
extrañar que la pintura llegase a formar parte de mi mundo, de mis pasiones y que la terminase utilizando para crear mis propias obras.
Mi estudio está al lado de Madrid, cerca de su sierra. Como pintor no me encasillo en ningún
formato, aunque en los formatos grandes y medios me encuentro más cómodo. La pintura
acrílica es la que mejor se adapta a mi forma de pintar, aunque siempre estoy experimentando
con nuevas texturas o mezclas..
En mis obras, realizadas en pintura acrílica, traslado mis experiencias y percepciones de los colores, formas, ambientes e iluminación presentes en mi día a día . Las transiciones entre los
diferentes colores son suaves, utilizando transparencias que desdibujan los límites y formas
suaves para que en su conjunto se transmita tranquilidad, sosiego y armonía.
Las composiciones de las obras y los escenarios creados, me permiten generar una atmósfera
de reflexión, de calma, en la que dejo espacios y formas que no son obvias, para trasladar
sensaciones de descubrimiento y novedad.
Todas las obras comienzan con un planteamiento tanto de la composición como de los colores
que en el proceso se van modificando hasta llegar al resultado. En el proceso se van sumando
diferentes capas de pintura que en algunas áreas voy reduciendo, eliminando las capas
superiores para redescubrír el trabajo que había quedado oculto. Las capas se suman y se
restan hasta llegar a la conclusión de la obra.
Bienvenido a mi mundo y disfruta del paseo.
Enrique Andrada