Castagnet nació en Montevideo, Uruguay y es uno de los mejores acuarelistas del mundo. No solo expone en galerías de todo el planeta, sino que de cuando en cuando, imparte numerosas MasterClass. Se formó en la Escuela Nacional de Arte de Montevideo y en la Universidad de Bellas Artes.
Además de pintar, viaja por todo el mundo dando conferencias, escribe artículos de arte para multitud de publicaciones y ha sido juez en numerosos concursos de pintura.
Es un pintor tremendamente expresionista, que consigue transmitir emociones como la tristeza, la melancolía, el misterio, la soledad, recurriendo a grandes campos de un color predominante en el que objetos como los vehículos, y los personajes, aunque con aspecto de esbozo se muestran en movimiento y completamente vivos e interactuando.
Presta mucha atención a la luz, gracias a cuyo tratamiento consigue captar con una fidelidad enorme los efectos del clima, y gracias a eso y a recursos como la perspectiva, que maneja de forma magistral, y el difuminado, que podría ser una radicalización del sfumato leonardesco, consigue que los escenarios estén tan vivos en la acuarela como lo están esos personajes anónimos que deambulan de un lado a otro.
Su trabajo con la acuarela ha sido ampliamente reconocido, obteniendo en tres ocasiones premios del AWS de Acuarela Americana, en el Fallbrook Art Centre, o el de la Bienal Internacional de Acuarela de Shanghai Zhujiajiao.
CASTAGNET, ENTRE TURNER Y MONET
No tengo el placer de conocer a Álvaro Castagnet pero cuando observé su obra en la Galería Montsequi descubrí un artista total en el manejo de la técnica de la acuarela, sus resultados son realmente exquisitos.
Su formación clásica allí en su Montevideo natal (Uruguay) en la Universidad de Bellas Artes lo anunciaban como un gran artista. Pero años más tarde, es en Australia dónde Castagnet abrazará esta especial y difícil técnica, dicho sea de paso, técnica especialmente practicada por los países sajones, Inglaterra (dónde es una verdadera vocación), Australia, Nueva Zelanda y USA entre otros.
Castagnet trabaja la acuarela sin prejuicios y lo hace en la misma forma que respira, es de un tratamiento repito exquisito, con sus jugosas pinceladas de luminosos lavados de color construye masas que van creciendo para tomar su ubicación en el soporte, una forma de crecer en la totalidad y llegar al color que posteriormente lo unirá todo en esa impresión de luz que su ojo capta.
La pintura a la acuarela de este artista (en relación a otros acuarelistas) es una obra gratamente contemporánea (decir que invita a pintar al que la observa), fresca, luminosa, poco hecha, totalmente sugerente, despojada de toda anécdota, sus fuertes claroscuros cromáticos hacen la delicia del espectador.
Allí dónde este viajero pintor se encuentre, Cadaqués, Amberes, París, Londres, Melbourne, New York, etc, de día o de noche a Castagnet le da lo mismo, sus colores comienzan a fluir desde sus pinceles como ríos que van describiendo conforme a la luz de ese instante una danza inagotable de bellos tonos.
Es un cazador de tiempo, dónde convierte el soporte en estructuras claroscuristas cromáticas que van emergiendo en formas de playas, pueblos, plazas, coches, personas en movimiento, catedrales, ciclistas de ciudad, etc. Y de todo eso se responsabiliza una exultante paleta coral de azules ultramar, cerúleos, carmines, rojos de cadmio, sienas tostadas, ocres amarillos, verdes, naranjas y precisos toques de blancos de China que ajustan algunas luces para reforzar los contrastes de mayor luz.
Su pintura reposa sobre una exquisita estructura cromática con la intención de captar un momento de vida, como espectador y colega siento que dentro de Castagnet además de su propio espíritu dos más cabalgan en su Ser con agradecimiento, el de Turner y el de Monet.
Carlos Meijide
Pintor y Profesor de Historia del Arte