Nace en Buenos Aires, en 1943. La mayor parte de la infancia, la adolescencia y los albores de la juventud los pasa en Gualeguaychú, Concordia, Posadas… en general vive y se mueve por la Mesopotamia argentina sobre las cuencas del río Uruguay y del Paraná hasta las cataratas de Iguazú, viajando también por la Mesopotamia que se corre a Paraguay y Brasil. Se interesa por el paisaje, las leyendas, las gentes, y por los ritmos ancestrales del chamamé que se inspiran en los sonidos de la selva.
Ha expuesto en buenos Aires, Madrid, París y en diversas
ciudades y lugares de Argentina, España y Francia.
Obras suyas figuran en museos y colecciones privadas de varios países.
El sentido sublime de la figura humana
Cada día más difícil encontrar propuestas artísticas que despierten nuestro interés. El
callejón sin salida en el que parece encontrarse el arte, hace que los planteamientos
artísticos y estéticos pasen a un segundo plano y por lo tanto queden relegados a su
mínima expresión.
Cuando todo se da por perdido, la lucha es más intensa y los guerreros defienden sus
ideales hasta el último segundo. Así no es de extrañar que artistas como Carlos Méndez
( Buenos Aires, 194), se alcen como poetas de los infiernos, como verdugos de los
renegados, como luchadores incansables en pro de una verdad plástica. Una verdad que
sólo el artista sabe los esfuerzos que conlleva, en un mundo que ignora los más
entrañables sentimientos artísticos.
Atraído por nuestra cultura, Carlos Méndez fijó su residencia en Cataluña en 1976,
donde ha forjado una trayectoria a lo largo de estos dieciséis años que resumen el
cúmulo de experiencias artísticas y culturales y que se reflejan en una gran obra
plástica, fructífera y de gran contenido. Su llegada e Europa supuso el reencuentro con
una cultura que le generó importantes cambios y que le ofreció diferentes puntos de
vista sobre su obra.
Criado en las tierras semi-tropicales de la Mesopotamia Argentina, ha residido en
diferentes lugares. Así, Río de Janeiro, caracas, Ciudad de México, Nueva York, han
sido algunos de los sitios donde Carlos Méndez ha trabajado y ha extraído experiencias
humanas y sociales que son reflejo de su obra.
Sus inicios artísticos parten del realismo social como elemento de mensaje, ene. Que la
lucha combativa por el ideal, crece como principal protagonista. Su obra llena de
connotaciones sociales, analiza ciertos problemas vinculados con la persona, como ente
central del mundo en que vivimos, buscando el orden que hay en el pensamiento creativo
del hombre. Fruto de un tiempo y un espacio determinados, Carlos Méndez nos plantea
una visión muy particular que acentúa una labor creativa y artística de gran
personalidad, en un amplio mundo de imágenes plásticas.
El espacio, la composición, la arquitectura , la figura, la leyenda, el secreto, el
misterio, son elementos que su obra refleja y transmite.
Una obra cargada de valores plásticos, en cuanto que este artista es un virtuoso de la
técnica. Un artista que vive abierto al mundo., a sus problemas, y que sabe expresarlos
dejando una puerta abierta a la libre interpretación. Nunca más lejos, que una
actitud dogmática que encasille su fiebre creadora. Dentro de un caos ordenado, Carlos
Méndez busca el orden absoluto, el misterio de aquello que nos ha de ser desvelado,
creando un mundo personal e intransferible que nos dé, más allá de la obra de arte,
un mensaje esperanzador.
Con un currículum que abarca casi un centenar de exposiciones, su obra se encuentra
repartida en colecciones públicas y privadas de gran relevancia. Colombia, Uruguay,
Francia, Israel, EE.UU., Venezuela, Méjico, Italia, Alemania, España son algunos de los
países donde su obra es admirada.