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Horacio Fernández y Rodrigo Nevsky Fernández


Horacio Fernández Munizaga
Rodrigo Nevsky Fernández


del 16 al 31 de Julio de 2018

Inauguración: Lunes 16 de Julio a las 20:00h.

Horacio Fernández Munizaga

"La naturaleza, en todas partes, se dirige al hombre con la voz que es familiar para su espíritu" Alexander von Humboldt.

En la obra de Horacio Fernández Munizaga resuena una voz que nos es familiar, el sonido primigenio de la naturaleza nos seduce y nos invita a la contemplación. Al aproximarnos, es evidente la importancia del color como elemento básico y estructurador, el cual es aplicado sobre el soporte con una técnica de arrastre y superposición de capas conformando un entramado matérico. Con gran maestría, el artista, teje una estructura pictórica donde la horizontalidad y verticalidad, que confieren equilibrio, se ven dinamizadas mediante la utilización de una amplia gama de de colores vivos y contrastados. Materializando así la esencia dicotómica de la naturaleza, que se balancea entre el caos y la armonía.

El color se impone también con un profundo carácter retórico, dejando en evidencia las conexiones simbólicas de sus tonos, que como ocurre en la música, son capaces de despertar infinidad de sensaciones en el espectador. De esta manera, el artista convierte cada una de sus creaciones en experimentos, a través de los cuales investiga sobre las capacidades estéticas y metafóricas del arte abstracto. En el juego de la percepción visual, Horacio, nos enseña las discrepancias que existen entre el hecho físico y el efecto psíquico.

El paisaje abstracto se convierte por lo tanto en el hilo conductor de su trabajo, aprovechando todas las capacidades expresivas inherentes al género, así como su naturaleza conceptual. Características que le permiten adentrarse en el campo de la sensibilidad y dejar en evidencia la importancia que tiene esta forma de aproximación a la hora de aprehender sobre nosotros y lo que nos rodea. Guiado por un imperativo pulsional busca en el color el medio para reproducir los estados anímicos del alma y a su vez captar la esencia inaprensible de la naturaleza exuberante de América del Sur. Impresiones que logra captar con una sutileza que las palabras no pueden alcanzar, configurando un corpus de trabajo sólido, atractivo y profundamente evocador.

Izaskun Monfort, Comisaria y Crítica independiente.

Rodrigo Nevsky Fernández

El trabajo de Rodrigo Nevsky Fernández hunde sus raíces en un sólido sustrato conceptual. Ante un aparente estilo pop, atractivo y trivial, se camufla una intención autoral provocativa, que cuestiona las capacidades del género paisajístico.

El artista nos presenta paisajes cósmicos resueltos mediante técnicas como el pouring o el raspado en seco, que le permiten crear una atmósfera armónica llena de colores brillantes y contrastados. Paisajes lejanos que se inspiran en las imágenes obtenidas a través de la espectroscopia. Esta técnica de observación astronómica es relativamente reciente y consiste en el estudio de la luz que radia desde estrellas y otros objetos celestes, previamente descompuesta en radiaciones monocromáticas.

No es extraño este interés por el estudio de la luz y el color, teniendo en cuenta que ha sido una de las cuestiones elementales en el desarrollo del arte a lo largo de la historia. Sin embargo, en este caso, el artista va un paso más allá de un simple resultado estético. Al igual que el arte nos invita a descifrar un enigma oculto en su esencia, la luz oculta una valiosa cantidad de información. Los científicos al descomponer la luz mediante un prisma, no sólo observan un arco iris de color, sino también líneas de absorción oscuras, pequeñas franjas en cada uno de los colores, que visual y conceptualmente, podríamos asociar a un código de barras. Este código permite averiguar, por ejemplo, la composición química de las estrellas y galaxias distantes, es decir, su esencia.

Asimismo, Rodrigo, imprime sobre este paisaje cósmico la silueta de conocidos iconos comerciales. Imágenes que se nos presentan en negativo, relacionándolas con esas franjas oscuras que nos descubre la luz, ya que al igual que éstas ocultan información. De esta manera, busca llamar nuestra atención dejando en evidencia la importancia que tienen las imágenes en el mundo actual y la impronta subliminal que dejan en nosotros. Entendiendo la cultura visual como un cosmos de imágenes cargadas de significados que evidencian determinados valores políticos, sociales y económicos.

Por lo tanto, el paisaje cobra otra dimensión y deja de ser un mero un reflejo de la realidad o una excusa para indagar en el conocimiento del color u otros valores estéticos, para convertirse en un medio efectivo que desafía nuestra forma de ver las imágenes.

Izaskun Monfort, Comisaria y Crítica independiente.